La amplia contestación social y el apoyo a las movilizaciones feministas han quemado la iniciativa ultraconservadora de Gallardón.
Hoy hemos conocido por un medio
de comunicación que el gobierno no pasará a trámite parlamentario la
contrarreforma sobre la interrupción voluntaria del embarazo impulsada por el
ministro Gallardón. Las razones argumentadas por las fuentes del gobierno
aludidas hacen referencia a motivaciones internas (genera división entre sus
parlamentarios, no hay consenso interno) y se expone como uno de las
iniciativas políticas que ha contribuido a que el partido de Rajoy perdiera
votos en las pasadas elecciones europeas del 25 de mayo.
A nadie se le escapa que la
importante movilización social, impulsada por el movimiento feminista y apoyada
por partidos de izquierda y un amplio conjunto de fuerzas sociales, ha creado
un estado de opinión que, desde el primer momento, se puso enfrente del
gobierno. Tanto las encuestas de opinión como las declaraciones de colectivos
profesionales y las movilizaciones en la calle han dejado constancia de la insensatez
de la contrarreforma, del retroceso en el derecho a la salud y a una maternidad
libre que implicaba la ley Gallardón y la soledad en su obstinada intromisión
en la vida privada de quienes pretenden imponer una moral ultraconservadora al
conjunto de la ciudadanía. Por esa vía, el partido del gobierno no gana nada,
pierde crédito y apoyo en el conjunto de la población y sólo se afianza en una
minoría que niega derechos a las mujeres para supuestamente velar por los no
nacidos.
Que el PP guarde en el cajón la mencionada
ley es una buena noticia, sin duda. Confiemos en que ningún gobierno de ningún
partido vuelva a poner sobre la mesa una reforma de esas características. Pero
es lamentable pensar que un simple cálculo electoral les lleva a “parar” esa restrictiva
normativa. Porque eso demuestra que los dirigentes del PP no creen en las
libertades individuales y no respetan la autonomía de las mujeres para decidir
su proyecto de vida, simplemente han decidido que no les conviene legislar en
esta materia porque les aleja del poder.
A pesar de su mayoría absoluta,
Rajoy y Gallardón han tenido que rectificar. Aunque la crónica de los portavoces
populares no lo reconozcan otros actores políticos han torcido la idea inicial
de impedir el aborto voluntario y situarnos en un marco legislativo de los más restrictivos
de Europa que conllevaba el incremento de abortos clandestinos, los viajes para
acudir a clínicas de otros países europeos y, en definitiva, hacernos
retroceder más de treinta años en materia de aborto. Es el momento de agradecer
a los colectivos de profesionales sanitarios, técnicos de planificación
familiar, juristas, sindicatos, medios de comunicación, partidos políticos y
asociaciones de mujeres que hayan impulsado manifiestos, declaraciones,
encuestas, mensajes en redes sociales, manifestaciones, charlas, debates y eventos
culturales de todo tipo, toda la labor
que ha permitido generar un estado de opinión favorable a la libertad de las mujeres,
ha hecho crecer la indignación ante la propuesta del gobierno hasta el punto que
ha permeado amplias capas de la sociedad y ha llegado a las propias filas del
PP y sus votantes.
Estos actores sociales y sus
múltiples movilizaciones y manifestaciones públicas han sido clave en la
paralización de la ley de Gallardón y son ejemplo de que se pueden cambiar las
cosas, se puede parar a un gobierno con mayoría absoluta y se puede hacer política a favor de la gente, con el compromiso y la
movilización ciudadana como protagonista. Sin dejar de reconocer el trabajo de
los grupos políticos que han tomado iniciativas en todos los ámbitos de
representación y han sido aliados de la movilización ciudadana y feminista, en este caso.
Quienes defendemos los derechos
sexuales y reproductivos y la libertad de decisión de las mujeres tenemos
trabajo por delante: hay que ganar la mayoría social para impedir que en 2015
el PP tenga apoyo suficiente como para plantearse nuevos recortes en derechos,
libertades y servicios públicos. El ejemplo del fraude del PP debe servir de
ejemplo y sus votantes no deben perdonarles los engaños, los errores y los
recortes. No sirve parar las reformas impopulares cuando entramos en campaña
electoral y, en cambio, sacar los regalos de las posibles bajadas de impuestos
o pretender que ahora se va a invertir en empleo o se está dispuesto a pactar
con la oposición o los sindicatos y las fuerzas sociales.
Quienes hemos impulsado la lucha
“por una maternidad libre y un aborto seguro”, como la Red Feminista de
Albacete junto a otros, hemos de generar alternativas que nos permitan conjurar
un escenario de retroceso y falta de libertades como el que vivimos en estos
momentos. Esta etapa de gobierno del PP con mayoría absoluta nos ha demostrado
lo rápido que pueden perderse derechos y libertades que considerábamos sólidas
y permanentes. Por tanto, fortalezcamos la cultura política de la gente,
apostemos por una ciudadanía que asume las riendas de su destino y no se deja
engañar ni manipular ante las mentiras de determinados políticos cuya
propaganda electoral edulcora los mensajes, oculta las verdaderas intenciones
del gobierno y ofrece en campaña electoral lo que no cumple cuando gobierna. Es
el momento de promover alianzas para que la ciudadanía sea la protagonista de
los próximos gobiernos, para que no se legisle a espaldas de la gente, ni
despreciando la libertad de las mujeres o contra los intereses de la mayoría.