“Ni
podemos ni queremos conformarnos”.
Trayectoria en el movimiento feminista de
Albacete (1979-2009)
María Victoria Delicado Useros
Profesora Titular de la UCLM. Socióloga
Surgen estas notas de la
memoria reflexiva y de la experiencia vivida. Desde esa perspectiva deben
entenderse. Un análisis riguroso, fundamentado y documentado queda por hacer y
debe hacerse, en mi opinión, pues el feminismo activo en Albacete lo merece.
Fue uno de los nuevos movimientos sociales que tuvo una presencia destacada y
continuada desde la transición hasta bien avanzada la década de los 90 y,
aún hoy, tiene capacidad movilizadora,
reivindicativa y generadora de opinión.
¿Cómo
surge el feminismo en Albacete? Primeros grupos y procedencia sociopolítica de
quienes los conforman
En los inicios de la
transición democrática se crea en Albacete el Colectivo Feminista. A este grupo
de mujeres que se reconocen como feministas pertenecen mujeres académicamente
formadas, algunas influidas por el movimiento estudiantil de Valencia y Murcia (en
Albacete no había universidad entonces), con diversa sensibilidad política
(afines a grupos de izquierda, independientes), pero con una clara conciencia
de la injusta discriminación de las mujeres y de la necesidad de remover los
resortes opresivos del sistema político y de la propia cultura imperante.
Este colectivo se da a conocer
en el año 1979 con motivo de la campaña de apoyo a las mujeres de Basauri
procesadas por aborto. En Albacete se realizó un encierro de mujeres en el
salón de plenos del Ayuntamiento, contando con la complicidad del primer
alcalde y corporación democrática, gobernada por la izquierda (PSOE y PCE en
alianza de gobierno). En este encierro de solidaridad no sólo participaron
feministas del colectivo, había destacadas militantes de los partidos de
izquierda (en particular, PCE) y apoyamos estudiantes, jóvenes del mundo del
trabajo, etc. “Libertad para las 11 mujeres de Bilbao” era el lema que colgaba
del balcón del Ayuntamiento en el Altozano. La ocupación del ayuntamiento y la
reivindicación de “aborto libre” no dejaban de ser llamativas y transgresoras
en una ciudad de provincias que despertaba del largo y oscuro dominio del
franquismo.
El Colectivo Feminista, que
tuvo un recorrido de unos dos años en la ciudad (1978-80), se dio a conocer no
sólo por sus propuestas y reivindicaciones, sino porque tuvo una presencia
social en el conjunto de las organizaciones sociales emergentes en esos años de
transición democrática. Así, en la
Feria de Albacete y en la recién instaurada Fiesta de San
Juan, el Colectivo tuvo stand propio, con una propuesta alternativa tanto en la
estética (decoración artística, ambiente tranquilo) como en la oferta de
consumo y actividad que se hacía. La pintora Pilar Belmonte decoró uno de los
stands. Se reivindicaba la estética y el buen gusto femeninos y se ofrecían
infusiones (no sólo alcohol) y dulces caseros como una seña de identidad
alternativa. El eslogan “Yo soy mía” se exhibía con orgullo en los muros del
local en el recinto ferial.
Y la fiesta, espacio de
reunión y algarabía, dio cabida al primer debate público sobre “Sexualidad” en
Albacete, con un invitado de lujo, el sociólogo valenciano Josep Vicent Marqués. En esa charla-coloquio
hombres y mujeres comprobamos cuanto teníamos por aprender, cuanto desconocíamos,
cuanto se nos había ocultado, negado y reprimido y cuanto quedaba por hacer en
el camino de la igualdad en las relaciones y en el disfrute de la sexualidad
sin prejuicios, miedos y represiones.
Respecto a la composición
social, el Colectivo Feminista (CF) está integrado por mujeres profesionales,
jóvenes pero autónomas, con trabajo propio la mayoría, algunas madres, muchas
solteras, con conciencia feminista y afines a partidos de la izquierda radical.
Algunas habían vivido las luchas universitarias antifranquistas y, entre las
más jóvenes, había estudiantes y trabajadoras vinculadas al incipiente
movimiento sindical. Se le calificó de elitista por su procedencia social –con
predominio de clase media- y porque sus propuestas se dirigían a conformar unas
nuevas relaciones entre sexos, a la redefinición de la identidad femenina y a
la liberación de la mujer, más que a
la oposición frontal contra esta sociedad burguesa
y patriarcal, en terminología de la época.
El núcleo de este Colectivo,
mujeres profesionales, tenía un recorrido previo en el ámbito de la izquierda
antifranquista, eran conocedoras del feminismo sesentayochista de Europa y se identificaban
con el feminismo de la diferencia. La mayoría tenía vinculaciones con grupos de
la izquierda revolucionaria, socialista y libertaria. En algún caso, con doble
militancia (partido y grupo feminista). Era un colectivo plural, abierto y vanguardista
en sus planteamientos y formas de hacer.
La Asamblea de
Mujeres se crea a partir de un grupo del CF, que desapareció cuando algunas
mujeres dejan la ciudad y otras se desligan del feminismo organizado. Mujeres
jóvenes se vinculan al nuevo grupo, procedentes de diversos ámbitos laborales e
ideológicos. Un eje fundamental del funcionamiento fue la apertura (se abandona
la denominación “feminista”, aunque no en la identidad del grupo, para favorecer
el acercamiento de mujeres). Otro elemento identitario, el funcionamiento
asambleario, sin cargos ni jerarquías marcadas, todas éramos iguales y el
liderazgo surgía en la práctica e incluso cambiaba según los temas o los
momentos. La pluralidad fue una seña de identidad de la Asamblea de Mujeres. Han
formado parte de este grupo, en sus casi treinta años de existencia, “mujeres
de distintas sensibilidades, cristianas, de sindicatos, de partidos políticos y
otros movimientos sociales (paz, insumisión, vecinal, de solidaridad
internacional) e identificadas con diversas corrientes del pensamiento
feminista, feminismo de la diferencia, de la igualdad e independientes” (Márquez,
2003).
En todo caso, quienes han
pertenecido a la Asamblea
de Mujeres, en diferentes épocas, provienen del diverso campo político e
ideológico de la izquierda, desde la más radical hasta la izquierda
parlamentaria; su procedencia social ha sido diversa con predominio de
trabajadoras cualificadas, y profesionales, pero también amas de casa y
desempleadas. Por la sede de esta asociación han circulado decenas de mujeres,
la mayoría durante unos pocos años, y un pequeño núcleo ha permanecido en estas
décadas.
Asamblea
de Mujeres, una larga trayectoria de compromiso feminista
La Asamblea de
Mujeres es, probablemente, una de las asociaciones democráticas (si exceptuamos
partidos y sindicatos) más longevas de nuestra ciudad. Nos constituimos en
1980, aunque la legalización formal se hizo varios años más tarde, en 1986.
En el origen de esta
asociación confluyeron varios factores: el relevo generacional, la voluntad de
las más jóvenes del Colectivo Feminista de perseverar en la lucha feminista
impulsadas y animadas por la consolidación de diferentes organizaciones
unitarias en otras ciudades y, el empuje de la coordinadora feminista (COFE, que se menciona más
adelante) a fin de aglutinar asociaciones feministas abiertas y plurales, tras
los debates planteados en las Jornadas Feministas de Granada en 1979.
Mayte Márquez, una de las
fundadoras, analiza así la creación de la Asamblea de Mujeres de Albacete: “Se constituyó
como un grupo heterogéneo de mujeres jóvenes, con los objetivos de denunciar
los privilegios de los hombres sobre las mujeres, la división sexual del
trabajo y luchar contra la sociedad patriarcal” (Márquez, 2003).
Se vindicó el término
“feminista”, frente a la feminidad mantenida por las herederas de la Sección Femenina, las Amas de
Casa. Durante años fuimos la única organización de la ciudad que nos
denominábamos feministas y no ha sido, sino hasta muy entrada la década de los
noventa (o hasta el primer gobierno Zapatero) que mujeres de otros partidos de
izquierda y políticas relevantes se han identificado con el feminismo. Una razón importante puede explicarlo: “Las
descalificaciones y el menosprecio hacia las feministas eran corrientes pues
nos enfrentábamos a una concepción del
mundo paternalista y androcéntrica muy arraigada. Además nuestro atrevimiento y
decisión creaban escándalo en una sociedad que no estaba acostumbrada a que las
mujeres lucharan y se opusieran a lo establecido” (Márquez, 2003)
En los primeros años de
organizaciones feministas se dio tanta importancia a la propia organización y autonomía
de las mujeres como a las demandas y las luchas por derechos y contra las
diversas formas de discriminación. La unidad de las mujeres, la fuerza común,
el orgullo de alzar la voz, la iniciativa para cambiar lo que no gustaba en la
sociedad, la propuesta de que “lo personal es político” y la reivindicación “Yo
soy mía” fueron mensajes y ejes de acción de los grupos feministas en los
primeros años 80. Las primeras acciones reivindicativas tienen como objetivo la
reclamación de la legalización de los anticonceptivos, su acceso y dispensación
en la sanidad pública y, junto a ello, la denuncia de los juicios por aborto,
la solidaridad con las mujeres afectadas y la reclamación de la libertad para
decidir. “Aborto libre y gratuito. Las mujeres decidimos”, era nuestro lema.
Otro asunto importante fue la
ley de divorcio, que se debatió en esos años (se promulga en 1981) y de la que
nosotras elaboramos una crítica profunda pues defraudó las expectativas de las
mujeres, en particular, por no permitir el divorcio de mutuo acuerdo, sin
necesidad de causas ni culpables y porque alargaba los procesos de separación y
divorcio lo que conllevaba un gran sufrimiento en parejas que ya no querían
seguir unidas.
Desde el primer momento
denunciamos las injusticias de una sociedad que consideraba a las mujeres el
segundo sexo,
relegándolas a un papel secundario, que las priva del acceso al mercado laboral
en igualdad de condiciones y que educa en la desigualdad de roles y de valores
según se sea hombre o mujer. Atribuíamos a esta sociedad y a su cultura
patriarcal el origen de nuestra inferioridad social y el disfrute de
privilegios y poder por los hombres.
Acciones
reivindicativas unitarias: jornadas del 8 de marzo
Desde los primeros años, se
vio la necesidad de unificar acciones y propiciar lugares de encuentro entre
mujeres activas políticamente y con preocupación y sensibilidad feminista. En
los años del Colectivo Feminista ya hubo reivindicaciones y propaganda conjunta
con motivo del 8 de marzo, día de las mujeres, que se empezó a celebrar en
Albacete durante la transición democrática. En estos momentos suscriben las
acciones conjuntas bajo el lema “Mujer, lucha por tu liberación” JOC, CCOO,
PCE, PSOE, MC y Colectivo Feminista.
Tras el triunfo electoral del
PSOE en 1982 se produce un distanciamiento de este partido y el feminismo
organizado se muestra crítico con las actuaciones del nuevo gobierno en materia
de igualdad y en otros aspectos. Pesa en estos grupos de la izquierda social
una valoración negativa porque el primer gobierno socialista no puso fin a las
viejas estructuras represivas heredadas del franquismo. Por otra parte se había
defendido la Constitución
de 1978, que fue muy cuestionada desde el feminismo por no reconocer derechos
básicos de las mujeres. Más tarde se cuestionó al gobierno socialista por la
tibieza de sus propuestas legislativas (proyecto de ley de despenalización
parcial del aborto, por ej.). Aunque se reconocieron ciertos avances y el papel
del Instituto de la Mujer,
hay una preocupación por la institucionalización de las reivindicaciones y la
domesticación del movimiento feminista. “En la práctica, el Instituto de la Mujer sirve a la política
del PSOE en la medida que intenta debilitar al movimiento feminista,
controlándolo y dividiéndolo, intenta marginar y reducir la contestación
feminista por la vía de ignorarlo y ridiculizarlo”, se apuntaba en una ponencia
de balance de 10 años de feminismo en las jornadas de Barcelona, en 1985
(Moreno y Cervera, 1985).
En la década de los 80 los
grupos de mujeres feministas forman parte de la contestación social al gobierno
y, en particular, a su política exterior y de defensa (entrada en la OTAN y frustrado referéndum)
y apoyan otros movimientos sociales: pacifista y antimilitarista, objetores e
insumisos al servicio militar obligatorio, ecologista y antinuclear, sindicalista,
vecinal, estudiantil, solidaridad y cooperación al desarrollo, etc. En
Albacete, esta alianza se plasma, de forma más o menos continuada, con dos
grupos en los que las mujeres apuestan con firmeza por la lucha feminista: la Juventud Obrera
Cristiana (JOC), movimiento de cristianos de base que en Albacete tiene amplia
base social en barrios, en el sector textil y otros sectores obreros y, por
otro lado, Comisiones Obreras, o mejor, las mujeres que impulsan y conforman
las Secretarias de la Mujer
(entre ellas muchas militantes de partidos de izquierda e independientes).
Denunciamos la división del
trabajo en función del sexo, la jerarquía del mundo laboral que se plasma en
puestos de inferior categoría y salarios más bajos, la expulsión de las mujeres
del mercado laboral en época de crisis y el reclutamiento en períodos de
crecimiento, la falta de autonomía económica que esto acarrea, etc. Frente a
estas discriminaciones, que atribuimos al sistema capitalista y patriarcal, denunciamos
los privilegios que disfrutan los hombres con quienes, sin embargo, nos unen
lazos de clase
y “la necesidad objetiva que ellos y nosotras tenemos de conquistar un mundo
sin explotación ni opresión”, tal como se expone en un manifiesto del 1º de
mayo suscrito por la Asamblea
de Mujeres.
En 1984 se edita el documento
“Mujer y Trabajo. Análisis y reivindicaciones de la Mujer en el mundo laboral” en el cual se describen
las desigualdades en el mundo laboral de hombres y mujeres, se analizan las
causas y se proponen reivindicaciones como: educación y formación profesional
para las mujeres, acabar con la discriminación en el acceso al empleo, derecho
a un puesto de trabajo para hombres y mujeres, contra la doble jornada laboral,
servicios sociales y tareas domésticas compartidas, contra el salario
unifamiliar, extensión de derechos a las trabajadoras del servicios doméstico,
promoción del empleo femenino, entre otras.
Resultan ilustrativos los
cambios experimentados en cuanto a ocupación de las mujeres, empleo, tasa de
ocupación y desempleo que se recogen en la publicación
“Las mujeres en cifras: 1983-2008”
editado por el Instituto de la
Mujer:
“Uno de los principales
cambios en estos años es la masiva incorporación de mujeres al mercado de
trabajo. De los 4 millones de mujeres que formaban parte de la población
activa, en 1982, se ha pasado a más de 9 millones y medio en la actualidad. En
cuanto a la ocupación, se ha pasado de
algo más de 3 millones de mujeres a cerca de 8 millones y medio. En
estos 25 años la tasa de ocupación masculina se ha mantenido prácticamente
constante, mientras que la femenina ha
aumentado del 22,7% al 44,1%. Sin embargo, el paro femenino sigue siendo
más elevado que el masculino, ya que las mujeres paradas suponen cerca del
54,4% del total de personas en situación de desempleo. A principios de los años
90, el diferencial entre la tasa de desempleo masculina y femenina era casi de
13 puntos, de forma que la tasa femenina duplicaba a la masculina (Instituto de
la Mujer, 2008)”.
La Asamblea de Mujeres de Albacete, la JOC (o JOCE posteriormente) y
las secretarías de la Mujer
de CCOO hemos suscrito comunicados, manifiestos y documentos conjuntos con
reivindicaciones comunes. Organizamos, durante años, Jornadas y
actividades con motivo del 8 de marzo, día internacional de la Mujer. Con ellas hemos
impulsado las actividades de calle más importantes y hemos tenido su
solidaridad y apoyo ante la represión sufrida, en diversas ocasiones. También
han nutrido las delegaciones de Albacete que durante más de dos décadas hemos asistido
a las diferentes Jornadas Feministas estatales.
En los debates públicos que se planeaban, con
motivo del 8 de marzo, los temas fueron muy diversos: agresiones, aborto,
sexualidad, homosexualidad y lesbianismo, pensamiento feminista, casas de
acogida, discriminación laboral, anticoncepción, situación de la mujer en
conflictos, experiencias de mujeres nicaragüenses, saharauis, palestinas,
musulmanas, inmigrantes, etc. En esos debates participaron mujeres ilustres del
mundo académico, político y de los
movimientos sociales. Celia Amorós,
Empar Pineda, Charo Tapia, Clara Murguialday, Jordi Petit, Cristina Garaizábal,
María Bielsa, Justa Montero, Carmen Heredero, son sólo algunos nombres de
quienes nos acompañaron en estos debates.
Contra
las agresiones a mujeres:
Desde los primeros años fuimos
conscientes que una de las más brutales manifestaciones de la opresión de las
mujeres es la violencia de que son objeto. Esta violencia tiene múltiples
manifestaciones: malos tratos domésticos o de pareja, agresiones sexuales y
violaciones, trata de mujeres y explotación sexual, matrimonios forzados,
agresiones verbales, etc. En muchos casos, las víctimas pueden ser niñas o
jóvenes o mujeres vulnerables por múltiples causas.
En Albacete, en el año 1984,
iniciamos una campaña de denuncia que reivindicaba el derecho a vivir sin agresiones
y sin miedo a ellas. “Queremos caminar tranquilas” era el texto de un cartel en
que una joven ilustra la situación en que muchas nos identificamos: volver
solas a casa de noche. Ser mujer no puede suponer un riesgo añadido en esa
situación. El miedo a una agresión sexual o de otro tipo no puede paralizar
nuestros deseos de autonomía y libertad. Y, sin embargo, nos encontrábamos con
jueces y policías que trataban mal a las mujeres que se atrevían a denunciar,
que las culpabilizaban por exponerse o incluso por “provocar” a los hombres. La
famosa “sentencia de la minifalda” es triste muestra de ello.
En los años 1983 y 1984
realizamos una encuesta que permitió documentar estas múltiples agresiones a
las mujeres. Pretendíamos demostrar que estábamos ante un problema muy
arraigado en la sociedad y, sin embargo, escondido pues la cultura machista,
aún muy presente en los años 80, disculpaba y la estructura familiar patriarcal
ocultaba en la privacidad del hogar los abusos y maltratos, convirtiéndose así
en cómplices. Los chistes minimizando los malos tratos en la pareja, las tortas
o las voces en las películas de cine o televisión, la apelación al honor
masculino, la exaltación de la hombría asociada a la fuerza o la violencia y
otros muchos ejemplos, son muestra de esa cultura machista, en gran medida,
superada. Las socias de la
Asamblea de Mujeres realizamos más de 100 encuestas por
barrios de la ciudad, acercándonos a los domicilios de las mujeres y recabando
su complicidad. Aunque no se diseñó como un trabajo científico, se convirtió en
la primera fuente de información sobre este asunto en Albacete. La encuesta fue publicada
en el año 1987 por la Diputación Provincial.
(Asamblea de Mujeres, 1987). Entre las principales conclusiones de este estudio
se señala que la mayoría habían recibido algún tipo de agresión, un 26%
reconocieron sufrir malos tratos de su pareja (amenazas, palizas o ambas cosas)
y un 14% habían sido forzadas por su pareja a mantener relaciones sexuales sin
desearlo. De estas mujeres agredidas la mayoría había pensado separarse, aunque
pocas lo hacían pues encontraban muchas dificultades.
A finales de los 80 iniciamos
la demanda pública de una casa de acogida para mujeres maltratadas. En otros
puntos de España se estaban abriendo estas casas, que se consideraban muy
necesarias para las mujeres que vivían encerradas en relaciones violentas de las
que apenas podían escapar. Un recurso de amparo básico inmediato y urgente son
las casas de acogida, un lugar seguro para evitar más violencia o librarse de
un destino peor. Guiadas por la experiencia del equipo que impulsaba la casa en
Ciudad Real, un grupo de voluntarias, socias de la Asamblea y profesionales
amigas, elaboraron un proyecto para el que se solicitó apoyo de los poderes
públicos: Ayuntamiento y Junta de Comunidades. Tras varios meses de
elaboración, trabajo y negociaciones, el primer equipo multiprofesional abrió
la casa de acogida en Albacete en el año 1989 con financiación de la JCCM. Nos cabe el
orgullo de haber impulsado su creación.
En aquel tiempo hicimos mucha
atención a mujeres: información de métodos anticonceptivos, acompañamiento a
víctimas de malos tratos, tanto a poner la denuncia como al abogado,
permanencia en el local para recibir a las mujeres y, sobre todo, era muy
importantes mostrar nuestra solidaridad y el apoyo.
En 2001, la Asamblea de Mujeres editó
una unidad didáctica para la prevención de la violencia contra las mujeres. Esta guía fue ampliamente
difundida y se ha utilizado en la ciudad y provincia como material de consulta
en proyectos de educación en valores y para la elaboración de proyectos de
igualdad.
Sexualidad
y derecho al aborto:
El derecho a disfrutar de la
sexualidad sin miedos a embarazos no deseados, sin imposiciones ni prejuicios
fue de las primeras reivindicaciones que sacamos a la calle y que ocuparon
nuestro quehacer como grupo. Al tiempo que intercambiábamos información entre
mujeres, denunciábamos la falta de acceso a los anticonceptivos, reclamábamos
que “sexualidad no es maternidad” y denunciábamos “no más juicios por aborto”.
Un eje fundamental de nuestro discurso fue la demanda de autonomía para las
mujeres, el derecho a decidir, el respeto a nuestras decisiones y deseos sin
imposiciones de jueces, médicos, parejas u otros.
Nos vinculamos a la campaña
por el derecho al aborto que impulsó la coordinadora de organizaciones
feministas y en la que iba implícita la lucha por la educación sexual, el
acceso a los métodos anticonceptivos y la libertad sexual. Reclamábamos la
extensión de los centros de planificación familiar y la necesidad de que en
ellos se atendieran las demandas de las jóvenes, aunque fueran menores de edad.
La importancia de evitar embarazos no deseados y de prevenir abortos estaba en
nuestros planteamientos pues siempre fuimos conscientes del sufrimiento de las
mujeres que se embarazaban sin desearlo y decidían abortar. Durante años
facilitamos información de clínicas de España y de Europa (Londres, Holanda)
donde se podía interrumpir el embarazo, a las mujeres que lo solicitaban, tanto
antes como después de la promulgación de la ley de despenalización parcial de
1985.
Dos momentos álgidos marcan un
hito en las movilizaciones por el derecho al aborto en Albacete. El primero fue
en 1986, cuando la ley estaba en estudio en el Tribunal Constitucional y nos
sumamos a una campaña estatal con acciones de calle con el lema: “las mujeres
decidimos, aborto libre y gratuito, ¡ya!”. Una de las acciones de la Asamblea fue un
encadenamiento frente a las puertas del gobierno civil que, además de congregar
a un nutrido grupo de manifestantes (unos 200), se saldó con una detención
masiva (ocho mujeres encadenadas y dos hombres que nos ayudaron a
encadenarnos).
La repercusión de estas
detenciones tiene una lectura de la participación política en clave de género
de lo más ilustrativa. A las mujeres nos puso en libertad el juez cuando declaramos
(tras una noche detenidas en comisaría) pero a los hombres se les acusó de
“atentado a la autoridad”, se les llevó a prisión, imponiéndoles una alta
fianza -que pudimos pagar con aportaciones populares en un tiempo record- y se
les procesó. Por otra parte, tal represión policial es propia de cuerpos
policiales poco democráticos a los que se permitía ensañarse así con militantes
de la izquierda. El juicio a los dos compañeros acusados injustamente gozó de
gran repercusión mediática, por lo insólito de la acusación y porque la defensa
corrió a cargo del ilustre abogado, portavoz entonces de la Asociación contra la Tortura, Fernando Salas.
¿Por qué si las promotoras
éramos mujeres se detuvo, acusó y procesó a dos varones? Pues porque en el
pensamiento de la época no cabía que un grupo de chicas jóvenes (todas teníamos
entre 20 y 30 años) tuviera autonomía, capacidad e iniciativa para una
movilización de este tipo. Era más fácil pensar, para las autoridades
gubernativas y policiales, que estábamos manipuladas, que “nuestros jefes” de
la izquierda radical nos enviaban de avanzadilla en esta lucha. Una lectura
machista propia de una época en que la desvalorización de las mujeres es el
esquema de pensamiento al uso. Un ejemplo, también, de abuso de autoridad y
actuación represiva con que se trataba a los movimientos contestatarios de la
izquierda radical. Una de las protagonistas lo explica así: “Habíamos exigido a
los hombres que se manifestaran a cierta distancia…, no fueran a restarnos
protagonismo… Los servicios de información de la policía no debieron enterarse
de que las mujeres y nuestras propias organizaciones éramos las promotoras y
responsables de nuestras acciones de protesta” (Márquez, 2003).
El segundo momento de una
movilización amplia, duradera y con repercusión mediática nacional tuvo lugar
cuando se produjo la intervención policial y judicial en la clínica Iris de
Albacete. Era ésta la única clínica autorizada para practicar abortos y venía
funcionando en la ciudad desde 1993 con total normalidad. Corría el año 1998,
gobernaba el PP y se venían produciendo intervenciones y denuncias de este tipo
en otras clínicas de diversas ciudades, desde la promulgación de la ley de 1985.
Esta insuficiente regulación dejaba en la inseguridad a profesionales y mujeres
al prestarse a la interpretación de terceros la legalidad de las actuaciones
sanitarias. Se denunciaba si se cumplía estrictamente la norma o si se estaban
practicando abortos a voluntad de la mujer, en las primeras semanas,
aprovechando el supuesto de “peligro para la salud física o psíquica de la
mujer”. Con estas excusas se requisaron las historias clínicas de más de 1442 mujeres
atendidas, se detuvo a los trabajadores,
la clínica estuvo abierta pero sin consultas durante los meses que duró el
proceso (de febrero a abril de 1998) y se iniciaron diligencias contra los profesionales
y gestores del centro.
La movilización la encabezó
CCOO, sumándose el resto de partidos y sindicatos de izquierda. Se contó con el
apoyo de la parlamentaria feminista, Cristina Almeida, de Izquierda Unida y las
feministas de la Asamblea estuvimos apoyando desde el principio y
participamos activamente en las movilizaciones (prensa, firmas, denuncia,
seguimiento del caso, protestas en la calle…). Bien es cierto que esta
movilización concentró cientos de personas, unificó a grupos de mujeres de
sensibilidad diferente y nos dio a conocer a mujeres jóvenes que apreciaron
nuestras convicciones, conocieron nuestro trabajo y apoyaron las reformas que
demandábamos.
El caso fue sobreseído el 6 de
abril de 1998. Se devolvieron las historias clínicas y la clínica continuó su
actividad normal. Desde esta fecha, no obstante, la clínica ha sido objeto de
persecución política, con manifestaciones minoritarias pero intimidatorias en
la puerta de su sede y aledaños, de manera continuada, en los últimos años, por
parte de sectores de la derecha local más ultracatólica agrupados en torno a los
autodenominados “pro-vida”.
La CEOF ha
mantenido la lucha por el derecho a decidir todos estos años y, en particular,
se han coordinado acciones cada vez que una mujer era acusada o unos
profesionales investigados o detenidos o una clínica era colocada bajo
sospecha. En 2007 se elaboró un informe en el que se plasma la situación de la IVE en España, su falta de
seguridad, de equidad, las dificultades y obstáculos para que las IVE legales
se realicen en las sanidad pública, etc. (CEOF, 2007). Como conclusión
principal se reclamaba la reforma de una normativa obsoleta, insuficiente que
dejaba en la ilegalidad e indefensión a miles de mujeres cada año.
Identidad
de mujeres.
El orgullo de ser mujer y la afirmación
de una identidad femenina que no respondía a roles tradicionales formaron parte
de nuestro quehacer tanto en la actividad interna como en la imagen que
transmitíamos o en los estereotipos femeninos que cuestionábamos. Valgan como
ejemplos las siguientes iniciativas: cursos de autoconocimiento, cursos para
aprender a hablar en público y campaña
por la abolición de la elección de la reina de la feria (definitivamente
eliminado por la alcaldesa Carmen Belmonte Useros).
Se buscaron lugares de
encuentro donde compartir con otras mujeres ocio y diversión. “Un ejemplo es la
fiesta de mujeres del 8 de marzo, sólo de mujeres y por ello tremendamente
cuestionada y vapuleada, aunque también valorada, esperada y exitosa año tras
año” (Márquez, 2003). La tradicional fiesta de mujeres de la Asamblea lleva más de 20
años realizándose en Albacete y, cada año, jóvenes y mayores conviven en armonía
durante unas horas en un espacio que es único e irrepetible.
Otras actividades que
contribuían a transmitir la imagen de nuestro grupo y del feminismo han sido dos
actividades culturales que mantuvieron cierta continuidad: la elaboración de la
revista “La Guinda”
durante varios años y el programa “La eterna cuestión” que se emitió en la
radio libre Radio Karacol durante varios meses. En ambos intentamos que la
crítica al machismo de la sociedad fuera presidida por la ironía y un toque de
humor.
Coeducación
y sexismo.
La educación en igualdad entre
niños y niñas ha sido preocupación común entre las mujeres feministas,
compartido entre las que conformamos la Asamblea de Mujeres (en la que abundan las
enseñantes) y quienes se mueven en el ámbito sindical de la enseñanza. En
diversos momentos se desarrollan iniciativas contra los juguetes sexistas
(hojas informativas en vísperas de navidad), se acude a centros reenseñanza a
dar charlas sobre el 8 de marzo, el feminismo y la lucha por la igualdad, reivindicamos
la educación sexual en los centros educativos, colaboramos en introducir en las
agendas de las asociaciones de madres y padres (APAS, luego AMPAS) estos
asuntos y planteamos iniciativas coeducativos en colaboración con docentes y
secciones sindicales específicas.
En 1991 se elaboró desde la Asamblea de Mujeres, en
colaboración con el CEP (centro de profesores), una unidad didáctica sobre coeducación, con la
intención de que sirviera como material de apoyo y sugerencia para abordar la
desigualdad de género, los estereotipos sexistas que se reproducen de manera
acrítica o para dar a conocer la lucha de las mujeres por la igualdad. Se
laboraron fichas didácticas para los diferentes niveles educativos y se
aportaba material documental para favorecer los debates y la información. (Jiménez
y Delicado, 1991).
La importancia de abordar la
desigualdad, el sexismo, la discriminación y las carencias educativas de los
jóvenes en sexualidad y anticoncepción no ha dejado de tener interés social y
de resultar polémico con el paso de los años.
Si bien puede decirse que las nuevas generaciones se han socializado en
la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, la igualdad real no ha llegado
y las carencias de la juventud son muchas. Nos encontramos, en los últimos
años, con nuevos temas que abordar y hemos colaborado en campañas dirigidas a este
sector como las englobadas en el proyecto “Por los buenos tratos” de Acción en Red, “Contra
el bulling homofóbico” o, la más
reciente, “Por una escuela sin armarios”, impulsada en 2009 por el grupo
AB-Lesgay en Albacete.
Cada vez que las autoridades
han impulsado actividades y materiales para fomentar la educación sexual en los
centros de enseñanza, los sectores conservadores (CONCAPA, PP y otros) han
puesto el grito en el cielo y han conseguido sembrar el desconcierto y la duda
sobre los límites de la libertad de enseñanza. Incluso, directamente se
secuestró y retuvo el material didáctico. Así sucedió con la “Guía para chicas” que editó el Instituto de
la Mujer de
Castilla- La Mancha
y que no se llegó a distribuir al ser cuestionada por la Iglesia Católica, el Partido
Popular y otras organizaciones afines por incluir información sobre
masturbación y relaciones entre mujeres.
Somos
parte de un movimiento social coordinado.
La Asamblea de
Mujeres de Albacete ha formado parte, desde sus inicios, de la Coordinadora de
organizaciones feministas del estado español (COFE) que en los años 80 y 90
impulsó las principales movilizaciones sociales por el derecho al aborto,
contra las agresiones sexuales, por la libertad sexual, por la igualdad de
derechos, contra la doble jornada y a favor de equiparación de derechos de gays
y lesbianas.
La fórmula para coordinar tales
acciones era el encuentro periódico, la comunicación mediante publicaciones y
los debates amplios a través de Jornadas Feministas. Se celebraron dos jornadas
monográficas y cinco jornadas generales: Granada, 1979; Por el derecho al aborto en Madrid, 1981;
Sexualidad, Madrid, 1983; Barcelona, 1985; Contra la violencia machista,
Santiago, 1988; Madrid, 1993 y Córdoba 2000 con el lema “Feminismo.es… y será”.
En estas jornadas estatales participa todo el movimiento organizado, de
diversas corrientes y, a partir de 1981, grupos más o menos numerosos de la Asamblea de Mujeres de
Albacete participamos en las mismas y, en dos ocasiones (Santiago y Córdoba), aportamos
tres ponencias a los debates. Paloma Uría valora la importancia de estas
jornadas que movilizan miles de mujeres de diversas tendencias: “Es justo
reconocer que ningún movimiento social fue capaz de semejante movilización que,
además se repitió durante dos décadas” (Uría, 2009). En diciembre de 2009 se han
celebrado en Granada unas nuevas jornadas recordando las de 30 años atrás, a
las que han asistido más de 3.000 mujeres.
Igualdad
y diversidad: derechos para todos y todas.
Cuando el movimiento inicia su
andadura, la pobreza sexual, el desconocimiento, las represiones y todo tipo de
inhibiciones se ponen sobre el tapete y se inicia un saludable movimiento de
descubrimiento de la sexualidad femenina y de reivindicación del placer sexual,
que hasta el presente había sido patrimonio masculino (Uría, 2009).
En el proceso de conocimiento
y aprendizaje de la especificidad de la sexualidad femenina, se dedujeron
técnicas sexuales alternativas al coito, experimentación de zonas erógenas en
el cuerpo femenino, una invitación a la experimentación y a la búsqueda, y
también un reconocimiento de la sexualidad lesbiana (Uría, 2009). Al principio
sólo se trataba de denunciar la discriminación que sufrían las parejas de gays
y lesbianas pero, a partir de la mitad de los años 90, avanzamos en propuestas
y comenzamos a reivindicar igualdad de derechos, una ley de parejas de hecho
que permitiera reconocer derechos civiles y sociales inherentes a los
matrimonios heterosexuales. En Albacete, solicitamos públicamente la creación
de un registro de parejas de hecho en el Ayuntamiento y dimos la cara para
reivindicar la ley de parejas de hecho que propuso la coordinadora
feminista.
Contamos con la colaboración
de algunas personas homosexuales que, en ámbitos privados normalmente, reconocían su opción sexual y ayudaron en la
lucha. A la Asamblea
de Mujeres se unía, en la celebración del día del orgullo gay (28 de junio), el
colectivo ALVAS (asociación por la libertad afectiva sexual de Albacete).
La movilización de grupos de feministas
lesbianas y de la coordinadora de organizaciones de homosexuales confluyó en
una coyuntura política de ampliación de libertades y consolidación de derechos
civiles para las personas LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales). La
reforma del código civil para permitir el matrimonio de personas del mismo sexo
fue un importante logro del gobierno de Rodríguez Zapatero en 2005, de
trascendencia internacional.
Nuevos problemas, nuevos
colectivos, diversidad de situaciones y condiciones de las mujeres reclamaron
nuestros esfuerzos. A finales de los 90 y en los inicios del s. XXI nos
ocupamos de nuevos y viejos problemas: contra las agresiones a mujeres, contra
la derecha que pretendía limitar derechos, reclamando la reforma de la ley de
aborto, por los derechos para las personas inmigrantes y los derechos de las
trabajadoras del sexo. Hoy persisten discriminaciones sociales, aparecen nuevos
problemas, tenemos que convivir en la diversidad cultural y entre las
feministas las posiciones no siempre son unánimes. No tenemos las mismas ideas
sobre la violencia contra las mujeres y las medidas para afrontarlas; no todas
consideramos que la prostitución siempre es forzada y, por tanto, condenable.
Algunas apoyan y reivindican derechos laborales y sociales para las
trabajadoras del sexo, otras pretenden salvarlas de su condición, proponiendo
su rehabilitación y reinserción social.
Los debates feministas han
llegado a la Universidad
y, en Albacete, hemos contribuido a ello con experiencias pioneras en la UCLM, desde hace más de una
década. Se han impulsado jornadas como “Mujeres y Salud”; hemos apoyado materias
optativas como “Universidad y compromiso social”, en las que hemos participado
en sesiones sobre feminismo, igualdad y políticas con perspectiva de género; se
colabora en el master sobre “Violencia de género” y en jornadas sobre
discriminación en el mundo laboral, acoso sexual en el trabajo, etc.
En los últimos años el
feminismo institucional se ha consolidado y los grupos de mujeres se han multiplicado.
También se trabaja la igualdad desde las áreas de mujer de partidos políticos,
sindicatos, grupos juveniles, etc. Los ayuntamientos (incluido el de Albacete)
han canalizado la participación de este movimiento asociativo a través de
consejos municipales. El feminismo activo, de calle y reivindicativo ha perdido
peso social y capacidad movilizadora. Y sin embargo, los derechos conseguidos
están lejos de suponer la igualdad real de hombres y mujeres. Aún queda mucho
por hacer y lo conseguido no está consolidado para siempre.
Aunque tengamos un gobierno
paritario y unas leyes que promueven la igualdad, la sociedad aún nos lo pone
más difícil a las mujeres, el trabajo doméstico no es compartido, la presencia
de las mujeres en puestos de responsabilidad es escasa, el poder sigue siendo
masculino. Todo eso, son obstáculos en
el camino de la libertad de hombres y mujeres. Aunque las políticas de igualdad
son necesarias, la realidad de nuestras sociedades es muy compleja y sigue
siendo necesario el empuje de un movimiento feminista transgresor, no
acomodado, crítico con el poder e imaginativo en las formas de acción y
solidaridad entre mujeres.
Ha llegado también, en mi
opinión, el momento de contar con la complicidad de la mayoría masculina, con
esos hombres que no se sienten cómodos entre los modales y formas machistas,
con los que se esfuerzan por compartir la vida con las personas de su entorno
con respeto, solidaridad y compromiso. No propongo sustituir el feminismo
organizado ni cuestionar la conveniencia de asociaciones de mujeres, sino
reconocer que el avance en igualdad real ha de ser cosa de todos y todas, no
sólo de las mujeres. Por esto, el papel
educador y referente de organizaciones como Hombres
por la igualdad es importante pues se comprometen públicamente con la
igualdad entre hombres y mujeres y elaboran y promueven una nueva masculinidad,
cuya identidad no se define con los estereotipos sexistas tradicionales sino en
un nuevo escenario de igualdad y compromiso compartido. Estos movimientos y
estos apoyos son necesarios en la superación de las desigualdades de género que
siguen presentes en nuestra sociedad, aunque no sean el único factor de
injusticia y fractura social.
Recibo, en los últimos días,
comentarios y valoraciones de las últimas Jornadas Feministas (celebradas en
Granada a primeros de diciembre de 2009). Ponen el acento en el éxito de la
convocatoria: muchas asistentes, gente joven, debates de mucho interés y
actualidad. Se ha puesto sobre la mesa la diversidad ideológica y política del
feminismo actual. Se habla de los “feminismos”. En esta trayectoria de más de
30 años del feminismo en España “hemos aprendido que la identidad de las
mujeres es múltiple. No existe la mujer, sino mujeres con intereses diversos,
incluso contradictorios…Pero debemos ir juntas. Ése es el reto”, plantea Empar
Pineda, una de las feministas del movimiento de la Coordinadora y
portavoz de las lesbianas feministas, desde hace varias décadas. Justa Montero,
otra de las organizadoras de estas últimas jornadas, pone el acento en la
actualidad del feminismo: “Las mujeres no estamos donde queremos estar ni en lo
sexual, ni en lo laboral, ni en lo personal. Y hay chicas jóvenes dispuestas a
pelear por ello” (Cebeiro, 2009). De nuevo, cuando finaliza la primera década
del siglo XXI, somos muchas las que pensamos que queda mucho por hacer y que no podemos ni queremos conformarnos con
una sociedad injusta y desigual, que resta oportunidades reales a muchas
mujeres y no les permite desarrollarse en plena libertad.
Bibliografía:
Asamblea
de Mujeres. “Encuesta sobre malos tratos a mujeres en Albacete”. Albacete:
Asamblea de Mujeres, 1987.
Cebeiro
Belaza, M. “30 años después…¿aún es necesario el feminismo?. El País, 13
diciembre de 2009; Sociedad, pp42.
Coordinadora
Estatal de Organizaciones Feministas. “Interrupción voluntaria del embarazo. El
derecho de las mujeres a decidir”.Madrid: CEOF, 2007
Instituto
de la Mujer:
“Las mujeres en cifras: 1983-2008”.
Ministerio de Igualdad: Madrid, 2008
Jiménez
García B. y Delicado Useros MV. “Carpeta de Coeducación”. Albacete: CEP, 1991
Márquez González, M.T. “Una
visión particular desde el feminismo”. En: Instituto de Estudios Albacetenses.
“XXV años de historia social y económica en Albacete, 1977-2002”. IEA: Albacete, 2003
Moreno, N y Cervera, M.
“Algunas reflexiones sobre los 10 años de lucha feminista en el estado español
(1975-1985)”. Ponencia presentada a las Jornadas Feministas de Barcelona,
octubre de 1985
Secretaría de la Mujer de CCOO. “Mujer y
Trabajo. Análisis y reivindicaciones de la Mujer en el mundo laboral”. Albacete: 1984
Uría Ríos, P. “El feminismo
que no llegó al poder. Trayectoria de un feminismo crítico”. Talasa: Madrid,
2009