La pasada semana se hizo público
el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, organismo oficial que
realiza periódicamente encuestas en las que incluye intención de voto,
valoración de líderes y preocupaciones principales de la población, entre otros
muchos aspectos. Al final de cada barómetro, el equipo del CIS establece una
estimación del voto a los distintos partidos en las elecciones, si se dieran en
este momento. En esta última encuesta, la estimación se hace sobre las próximas
elecciones generales y los resultados tienen validez a nivel estatal.
La conclusión más importante, de la
que se han hecho eco los medios, ha sido el auge de Podemos como partido con
mayor intención directa de voto (19,3%), seguido de PP (12,9%) y PSOE (12,4%).
De los partidos de ámbito estatal, se sitúa en 4º lugar IU, luego UPyD e
irrumpe Ciudadanos. Entre el dato objetivo de la intención directa de voto
expresada en la encuesta, más la simpatía, recuerdo de voto anterior y otras
variables, el equipo del CIS confecciona su estimación de voto (más o menos
discutible) y concluye que el PP volvería a ganar las elecciones, eso sí con
notable pérdida de apoyos, en segundo lugar quedaría Podemos, cerca el PSOE
(todos ellos entre el 22 y 27% de los votos), en cuarto lugar sitúan a IU
(5,2%), seguidamente UPyD y Ciudadanos que también obtendría escaños junto a
otros partidos nacionalistas de distinto signo. Es decir, se consolida la caída
del bipartidismo, ya iniciada en las pasadas elecciones europeas, y se
vislumbra un cambio de gobierno a final de año. Parece que el próximo
parlamento será mucho más plural, puede que con hegemonía de tres grandes
partidos y, no obstante, todos los analistas coinciden en que el panorama está
muy abierto, la realidad es muy cambiante y las próximas convocatorias
electorales, los movimientos internos de los partidos y las posibles alianzas,
pueden modificar las simpatías de la gente y mover el tablero electoral de
manera notable, aunque también cabe que se consoliden las tendencias apuntadas
por las últimas encuestas.
Hasta aquí la lectura “oficial”,
conocida y comentada en la mayoría de medios de comunicación. Sin embargo, en
mi opinión hay otras conclusiones que se derivan de este barómetro del CIS que
resultan útiles para la estrategia de Izquierda Unida y de las candidaturas unitarias
que estamos conformando en muchos territorios. Más allá de la importancia
relativa que se les dé a las encuestas, en mi opinión son un instrumento más,
que debemos conocer y estudiar con perspectiva crítica, pero con el objetivo de
aprovechar la información que aportan: la opinión de la gente, sus
preocupaciones, su valoración de la situación económica y política del país, de
los partidos políticos y sus líderes, de sus expectativas y problemas. Y eso,
para una fuerza política que aspira a gobernar para una mayoría social, es
información valiosa, no trascendente pero nada despreciable, aunque esté
“cocinada y comentada” a favor de los intereses del partido que gobierna. Sobre
ello, os comento algunas pinceladas a continuación.
Hay una buena proporción de gente
indecisa que no tiene decidida una posición política ni un voto y que comparte
simpatías. Por ejemplo un 20,8% no sabe si irá a votar. Entre éstos y los que
no votarán con seguridad o lo harán en blanco alcanzan el 40% de los
encuestados. Un 32,4% no expresa simpatía por ningún partido político.
Respecto al eje izquierda –
derecha, se sitúa a la izquierda un 40% de la población, mientras que en la
derecha sólo lo hace el 21%, y otro tanto en el centro. Este auto
posicionamiento es clave para la elaboración de mensajes de los partidos
considerados “atrápala-todo”, los que buscan ganar las elecciones ganando el
centro de ese eje y entre los que se sitúan PP (se mueve en el espectro derecha
y centro derecha), PSOE (centro izquierda e izquierda), UPyD, Ciudadanos
(centro derecha) y Podemos (este último
renuncia al eje para no quedar fuera del espacio del centro, aunque la gente lo
posiciona claramente a la izquierda). Pues bien, Izquierda Unida es percibida y
se posiciona como un partido de izquierdas y ahí hay un abanico de población
muy amplio que tenemos que considerar potencialmente votante y hacia las que
dirigirnos con mensajes sobre la conveniencia de desarrollar políticas que
restablezcan la justicia social, la dignidad y el bienestar para la mayoría de
la población. Y nosotros tenemos la suerte de tener trayectoria, compromiso
social y programa electoral que avalen estas propuestas.
Por otra parte, la evolución
ideológica de la sociedad, su mayor nivel educativo, su secularización y la
mayor información disponible, son elementos
que acercan al conjunto de la ciudadanía, o a una mayoría de ella, a una
visión crítica de los problemas sociales, del reparto de poder y la riqueza, del
ejercicio abusivo del poder así como del tremendo hartazgo de los partidos que
han gobernado alternativamente de espaldas a la ciudadanía, beneficiando a las
élites económico financieras y situando a buena parte de la población entre la
pobreza y la desesperanza. Como datos de la encuesta sobre los que apoyo esta percepción
están la autodefinición política y el sentimiento religioso. Hay una buena
parte de electores que se definen como socialistas (12,4%), comunistas (2,6%),
feministas (1,5%) y ecologistas (4,8%), posiciones ideológicas compartidas por
buena parte de la gente de IU que suman el 22% del total. Si añadimos quienes
se definen como socialdemócratas y progresistas tenemos más del 38% de los
encuestados, una proporción que saca casi 10 puntos a los posicionados como conservadores,
democratacristianos o liberales (29%), teniendo en cuenta que casi un tercio no
responden o se consideran apolíticos. Respecto al sentimiento religioso, más
del 26% se definen como no creyente o ateo/a y más de 2/3 de los católicos no
son practicantes. Es notable y creciente la evolución del desapego religioso en
ideas y prácticas, así como la identificación mayor con el ecologismo, el
feminismo y las ideas progresistas. Toda esa gente es electorado crítico y
hemos de considerarlos potenciales votantes de IU.
Para nuestra acción política y la
elaboración de nuestros mensajes hemos de considerar cuáles son las preocupaciones
de la población que se desprenden de la encuesta: el paro (52%), la corrupción y el fraude (22%), los problemas económicos
(8%) y los políticos (7%) son los situados en primeros lugares. La gente
percibe que la situación económica es mala o muy mala (un 76,5%) y no son
muchos los que creen que mejorará el año próximo (27,8%). Respecto a la
situación política la visión es similar o algo más negativa: la valoran como
mala o muy mala el 78,7% y sólo un 20,6% cree que será mejor dentro de un año.
Hay por tanto desesperanza por la marcha de la economía (la gente no comparte
el discurso engañoso y triunfalista del gobierno) y hay desconfianza sobre la
labor de los políticos. El paro y los problemas económicos afectan directamente
al 45% de los encuestados. Para los que se confiesan votantes de IU se añaden
como problemas que más preocupan a los citados la educación, la sanidad, los
problemas sociales, los recortes y la calidad del empleo.
Una mayoría de gente expresa su
voluntad de cambio de una manera directa (en la expresión de su voto) y de modo
indirecto al expresar sus expectativas
de rechazo o adhesión a las distintas fuerzas políticas. La adhesión y fidelidad
a las distintas opciones políticas (expresada como “siempre le votaría”) está
en horas bajas aunque en primer orden se sitúa Podemos, seguido del PP, PSOE e
IU. Respecto al rechazo a los partidos (expresado como “nunca le votaría”) el
peor parado es el PP (un 60,6% nunca le votaría), seguido de UPyD, Ciudadanos,
IU, Podemos y PSOE. Todo ello hace pensar que los partidos que sean percibidos
como los que traerán el cambio pueden ser las opciones elegidas por quienes aún
no tienen su voto decidido, con más probabilidad que los que son percibidos
como los que han dado lugar a la situación actual.
Como principales preocupaciones
para IU, desde el punto de vista electoral, están la pérdida de votos a favor
de Podemos que auguran las encuestas. Esto es así y la emergencia de esta
fuerza política ha sido un revulsivo para el conjunto del panorama electoral
español. La encuesta del CIS no deja lugar a dudas: la transferencia de votos
de IU a Podemos es la más alta en % relativo (el 53% de los votantes e IU
afirman que es más probable que voten a Podemos a que no le voten, frente al
45% que dicen lo contrario), aunque la padecen todos los partidos. No obstante,
la fidelidad del voto de IU es más alta que el resto de los partidos (excluido
Podemos del que no hay recuerdo de voto en elecciones generales): en una escala
de 0 a 10 sobre fidelidad del voto, la
media de IU es 6 mientras la del PP es 5,8; la del PSOE 5,3 y la de UPyD 4,8.
De lo anterior, podemos extraer
algunas conclusiones:
-No vale una única lectura de las
encuestas electorales y es positivo conocer su contenido para aprovechar
nuestras fortalezas y limar nuestras debilidades.
-Hay una buena parte del
electorado hacia la que dirigir mensajes para buscar su participación, su
implicación directa, su protagonismo en los próximos comicios electorales. Hay
mucha gente con la que interactuar y que se muestra sensible y cercana a
nuestras posiciones políticas.
-Izquierda Unida tiene en el eje
de sus propuestas y sus iniciativas los asuntos que más preocupan a la gente.
Hemos de darlo a conocer, ajustar los mensajes y contar con esa mayoría social
que expresa hartazgo, voluntad de cambio y desapego hacia la política.
Somos parte de esa alternativa
que necesita y ansía este país. Giremos el eje de nuestras preocupaciones hacia
los problemas de la gente y que ese se convierta en el mensaje principal a
difundir. Nuestro compromiso debe ser lograr una vida digna para la mayoría
social. Trabajemos con esa perspectiva.
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