¿Por qué son
importantes las elecciones europeas del 25M?
El próximo domingo tenemos la
primera oportunidad de mostrar un contundente rechazo popular a las políticas que nos están llevando a una
auténtica catástrofe social en los países de sur de Europa, en España, políticas
que están aumentando la pobreza y la desigualdad social. Decisiones que se
proponen e imponen en beneficio de los grandes capitales financieros y corporaciones
para que estas entidades, auténticas responsables de las crisis, no dejen de
obtener beneficios, sigan enriqueciéndose mientras las poblaciones estamos
sufragando con nuestro empobrecimiento y nuestra pérdida de empleo, derechos y condiciones
de trabajo tal transferencia de riqueza de abajo a arriba.
Y esto hay que pararlo ya!, con
firmeza, en Europa y en España. Hay que parar al PP que nos gobierna con mano
de hierro y hay que impedir que sigan decidiendo en Europa con el acuerdo
bipartidista entre el grupo popular europeo y el grupo socialista europeo que
conforman, comparten la Comisión Europea.
¿Qué se
decide en Europa? ¿Qué importancia tiene el Parlamento europeo?
Algunas personas pueden pensar que
Europa está lejos, que lo que allí se decide no va con nosotros (No son “elecciones
para el extranjero”), pero no es así. Vivimos en un mundo globalizado, los
jóvenes ya son plenamente conscientes de ello y los problemas económicos,
políticos y de todo tipo tienen repercusiones en nuestro país, en muchos casos,
en nuestra vida. El avance de las comunicaciones permite que conozcamos lo que
ocurre en cada rincón del planeta y no podemos ser ajenos a la suerte de los
pueblos del mundo.
Pero además, somos europeos y esa
condición, vivida con más o menos apego o naturalidad, no es sólo una etiqueta
cultural o geográfica. Somos parte de una comunidad que comparte un entramado
económico, monetario, político, social y cultual que influye en cómo vivimos,
qué estudios pueden realizar nuestros jóvenes, qué productos consumimos y
exportamos, el valor de nuestra moneda, cómo cuidamos el medio ambiente, qué
ayudas recibe nuestra agricultura, y muchas cosas más.
¿Quiénes
están imponiendo las políticas de austeridad?
A partir de la crisis económica
iniciada en 2008 hemos conocido la cara menos amable de las instituciones
europeas. Venimos padeciendo las imposiciones de las políticas de ajuste, de la
imposición de medidas de control del déficit, límites a la deuda pública y cómo
todo ello está repercutiendo en incremento de la desprotección, la desregulación
laboral, el deterioro de los servicios públicos, etc. Estas decisiones que ya
se venían gestando desde el Tratado de Maastricht, han conformado al
alternativa neoliberal para afrontar la crisis económica. Una alternativa que
supone una auténtica estafa a la ciudadanía que se encuentra desprotegida
frente a las decisiones de los poderosos, esos que llamamos mercados y que se
visualizan como los “hombres de negro”, los enviados de la troika (Banco
Central Europeo, FMI y Comisión europea). Tres instituciones no elegidas
democráticamente que se imponen frente a los parlamentos y que han cambiado a
los gobiernos no dóciles a sus mandatos (recordad los cambios de gobierno
impuestos en Grecia o Italia hace un par de años).
Entidades que han impuesto en
nuestro país el Pacto de Estabilidad presupuestaria y el cambio del artículo
135 de la CE (pactado en agosto de 2011 entre PSOE y PP cuando aún gobernaba
Zapatero). Por este cambio se prioriza el pago de la deuda por encima de las
necesidades de las personas y ha supuesto dejar sin sustancia la
caracterización de España como “estado social y democrático de derecho”, nos
quedamos sin la vertiente social porque aquí mandan los bancos y entidades del
IBEX 35, los señores que se sienten en los Consejos de Administración y que, de
vez en cuando, reservan un puesto a los expresidentes, exministros y otras
mandatarios que les hicieron bien los deberes.
Pues bien, este panorama puede
cambiarse si el Parlamento europeo que salga de las próximas elecciones cambia
de signo. Si el PIE y otras fuerzas alternativas ganan peso y son capaces de
impedir el pacto bipartidista que actualmente ha impulsado, ha acordado esas
políticas de ajuste, de recortes sociales, de pérdida de derechos de las clases
trabajadoras, de empobrecimiento y falta de esperanza.
Las instituciones de la Unión
Europea están conformadas por tres elementos: Consejo de gobierno, Comisión
Europea y Parlamento Europeo. Pues bien, las dos primeras están formadas por la
reunión de los ministros de cada ramo de los gobiernos de los países miembros o
por sus presidentes y primeros ministros o fruto de los acuerdos entre los
gobiernos. Es decir, son instituciones no legitimadas por la elección
democrática de los ciudadanos, sino fruto de la correlación de fuerzas, siempre
desigual, entre los gobiernos de los estados. Sin embargo, el Parlamento
europeo, es la única institución elegida democráticamente y, esa es una
oportunidad, que ahora, más que nunca, es importante que pueda ser reflejo de
lo que necesita la mayoría de la ciudadanía europea. Es la depositaria de la
soberanía europea, no debe ser un títere en manos de banqueros, magnates y
otros poderosos.
Aunque estos últimos años, parecía
que al Parlamento europeo los partidos enviaban a sus políticos como una suerte
de prejubilación dulce, esta institución es importante. El Parlamento Europeo
es un instrumento esencial en una estrategia de cambio político en Europa. Con
todas sus limitaciones, el Parlamento es la única institución que goza de la
legitimidad popular y, por ello, puede convertirse en una poderosa caja de
resonancia de la movilización y resistencia social contras las políticas
austericidas y contra la gestión oligárquica de la crisis.
Y eso es así, sobre todo, porque lo
nuevo de esta crisis es que ha colocado en el centro del conflicto la
legitimidad del proceso de integración europea. Es decir, su utilidad, su toma
de decisiones, sus perspectivas. La crisis ha traído de la mano una
politización inesperada -por su velocidad- del proceso de integración.
¿Qué Europa
necesitamos? Para Izquierda Unida hay que iniciar "un nuevo
proceso de construcción de una nueva Europa, una mejor Europa" en la
que "económicamente se termine con el 'austericidio' del PP" y
en la que se realicen "reformas estructurales como la del Banco
Central Europeo", entre otras.
Venimos diciendo que las elecciones del 25 de mayo serán
"definitivas" para que "o se rompa o se recomponga
Europa", un proyecto supranacional que se encuentra "socialmente
roto" por las políticas de "austeridad" que se han llevado a
cabo en los últimos ejercicios. Ahora como nunca nos encontramos con esa
fractura: se atribuye a los pueblos la responsabilidad de su destino, los
alemanes nos miran como “vagos”, poco productivos pero por vagos y los griegos
miran a los alemanes con desconfianza, sino con miedo. Y el problema es el
papel que nos hacen jugar a unos y otros, como marionetas impulsadas por los
hilos del gran capital y sus dueños. Y esos hilos hay que romperlos.
Habría que decir que el entramado institucional de la
UE produce y reproduce el déficit democrático crónico que padece la
construcción europea desde sus orígenes. Y que ninguna reforma parcial o menor
logrará reducir esa brecha democrática que cuestiona permanentemente la
legitimidad de las decisiones tomadas por las instituciones europeas.
Así es que la refundación democrática de la UE es una exigencia en los tiempos de desconfianza y crisis de legitimidad. Se pueden acometer reformas parciales por ejemplo, atribuir competencias legislativas al Parlamento o incorporar la Unión Económica y Monetaria a las capacidades de control parlamentario.
Además de eso, es posible usar algunos de los instrumentos que el Tratado de Lisboa ha habilitado para dar visibilidad tanto a la resistencia como a la propuesta. Entre ellas, la Iniciativa Ciudadana Europea, una invitación para que la Comisión Europea proponga un texto legislativo en alguno de los ámbitos de competencia de la UE. Las iniciativas ciudadanas deben recibir el apoyo de, al menos, un millón de ciudadanos de siete de los veintiocho Estados miembros de la UE, alcanzando un número mínimo de firmantes en cada uno de ellos. A fecha de hoy una ICE sobre el agua y su condición de bien público ha conseguido el número de firmas suficientes para continuar el procedimiento.
¿Qué propone
IU, la izquierda plural?
178 medidas
concretas entre las que está dedicar el 3% del PIB de la UE a políticas de
empleo.
Cambios
sustanciales en 12 organismos entre ellos el Banco central europeo, nuevas
directivas, derogación de otras y nuevos tratados
En política
económica, empleo y lucha contra la pobreza y la desigualdad social
En primer lugar, resistencia contra los planes de ajuste. Hay que revertir
los tratados de Estabilidad que fueron consagrados en la reforma constitucional
exprés (art. 135 de la CE en 2011) y las políticas derivadas de ellos que
liquidan el estado social, desregulan los mercados y desestabilizan las
relaciones laborales. Y eso hay que hacerlo fortaleciendo un bloque político
social en el que confluyan las fuerzas políticas presentes en las instituciones
y los movimientos sociales.
En segundo lugar, hay que
desarrollar un Plan de emergencia contra
el desempleo. Hay que combatir el alto desempleo de muchos países de Europa
(25 millones de parados) y España (el más alto de la UE junto al de Grecia).
Para ello hay que destinar un dinero a impulsar un nuevo modelo de desarrollo
que estimule la creación de empleo digno y económicamente sostenible
(comenzando por aplicar la propuesta de
la CES para crear 11 millones de puestos de trabajo). El empleo debe ser la
prioridad para devolver la esperanza y posibilidades de una vida digna a la
mayoría social de los países del sur castigada por la crisis, los recortes y
las políticas austericidas.
Estas políticas de estímulo económico no pueden ignorar que
hay que desarrollar una reconfiguración productiva de principios ecológicos: el
crecimiento sin más no es la solución. Hay que impulsar una economía limpia, en
sectores que no dejen huella ecológica, que no agoten recursos ni pongan en
riesgo la supervivencia del planeta y las generaciones futuras, buscando
empleos en sectores como las energías renovables, la agricultura ecológica, la
atención a las personas mayores y dependientes, las nuevas tecnologías, etc.
Apostamos por el trabajo digno,
desarrollando iniciativas europeas que acaben con el dumping social, es decir con
la estrategia de deslocalizar empresas para buscar aquellos países con los
salarios más bajos y peor protección laboral y social. No podemos competir a la
baja en condiciones de trabajo. Para ello impulsaremos un salario mínimo
europeo que sea el 60% del salario medio y también el salario máximo. No debemos
consentir que mientras los trabajadores y pensionistas pierden poder
adquisitivo se estén financiando salarios indecentes de unas élites que sólo
piensan en su cuenta de beneficios oculta en paraísos fiscales, o se estén
pactando indemnizaciones millonarias como las de los directivos de Bankia (el
ej de la empresa Adveo en Ab y los salarios de directivos y trabaj).
La productividad hay que aumentarla
mejorando las tecnologías, la formación de los trabajadores-as y apostando por
la investigación (I+d+i), no a base de bajadas salariales y disminución de los
costes de personal.
Hay que fortalecer la negociación
colectiva y la capacidad negociadora y movilizadora de los sindicatos. Es
preciso abolir las últimas reformas laborales (la de Zapatero y la de Rajoy).
Apostamos por reducir el tiempo de
trabajo para repartir el trabajo, limitando la jornada a 35 horas. Es preciso
trabajar menos y trabajar todos-as. No renunciamos al pleno empleo como
objetivo.
Para poder financiar estas políticas
de estímulo y protección social hay que establecer una nueva fiscalidad: Que
acabe con el fraude fiscal, estableciendo impuestos a las transacciones
financieras y acaben con los paraísos fiscales. Desarrollaremos una fiscalidad
al servicio de las personas, no de la banca y las grandes corporaciones.
Para ello es fundamental reformar el
Banco Central Europeo para que juegue un verdadero papel regulador de las
políticas monetarias y haga accesible el crédito a los estados, para que llegue
a las familias y a las empresas.
En IU
consideramos prioritaria la defensa de los servicios públicos, los derechos
sociales, laborales y políticos
Las políticas de ajuste no sólo
imponen las condiciones para “el rescate” de los bancos o de los estados ante
la crisis de deuda como son los límites del déficit en el 3% del PIB o el
límite del gasto público. Unido a ello imponen límites al endeudamiento de los
estados y de las AAPP, desregulación de las relaciones laborales, privatización
y desprotección social (la reforma reciente de la Admon. local responde a
esto). Y esto significa dejar en la cuneta a amplias capas de población. Sin
garantía de acceso a servicios educativos, sanitarios o sociales, sin garantía
de protección en la jubilación, en la enfermedad o en la dependencia, sin
derechos a un futuro mejor, sin cobertura de necesidades básicas en periodos de
desempleo.
Por eso vamos a luchar desde Europa,
como ya hacemos en las instituciones españolas y con los movimientos sociales,
por mantener los servicios públicos, por impedir que hagan negocio con ello,
los deterioren y los vendan al mejor postor. Con la educación, la salud o las
pensiones no se mercadea. Son nuestro patrimonio colectivo, construido tras
décadas de luchas sociales, políticas y sindicales por tener unos derechos
sociales garantizados con servicios públicos de calidad, sufragados con el
esfuerzo colectivo para redistribuir riqueza y posibilitar mayores cuotas de
justicia e igualdad social. Esas son la Europa y la España que nos están
robando quienes sólo piensan en su cuenta de resultados, su margen de beneficio
y su crecimiento sin límites en el mercado globalizado.
Hay mucho
más en el programa de IU respecto a temas sectoriales, entre ellos el mundo rural. Apostamos por un desarrollo
rural sostenible y por favorecer a la ganadería y agricultura familiar, no
especulativa y que queda claramente menospreciada con la PAC que Cañete, ex
ministro de agricultura, nos lega antes de su paso al europarlamento.
Contemplamos
impulsar una nueva Política Agraria Común capaz de distribuir las ayudas de
forma justa y priorizando a quien trabaja la tierra, ya que hasta ahora el 80%
del montante total queda en manos del 20% de los beneficiarios, en su mayor
parte grandes empresas y terrateniente. Igualmente son prioridades de IU la
seguridad alimentaria y la garantía de abastecimiento, la defensa de la
agricultura familiar y la equidad en la distribución de la renta, protegiendo
el medio ambiente. Entendemos que desde Europa, mediante la PAC se debe regular
el mercado para poner fin a la especulación alimentaria, permitiendo que las
poblaciones rurales, como las nuestras, puedan vivir de lo que producen.
Para IU,
estas medidas deben servir para frenar el abandono y envejecimiento del sector
agrícola y de los pueblos. En este sentido, desde IU ya hemos mostrado un total
rechazo a la reducción del 15% en la PAC, buscamos mejorar las ayudas directas
y proponemos que la misma favorezca a las familias y no a los
grandes terratenientes (propuesta de IU que no fue aceptada ya en la
negociación de la actual PAC).
Es
importante denunciar –y se está ocultando en esta campaña europea- el tratado de libre comercio que la UE,
con el amparo de PP y PSOE que, además, lo olvidan en sus campañas, tiene
previsto firmar con EEUU y que supondrá el fin de nuestra agricultura al ser
imposible competir con una agricultura extensiva como la americana, ero que
además pondrá en riesgo la seguridad alimentaria, el medio ambiente y hasta los
servicios públicos.
En el
programa de IU se apuesta por un claro apoyo público al sector ganadero para
transformar y distribuir sus productos. Además, os recuerdo que IU apuesta por
la prohibición del uso de organismos modificados genéticamente.
Y pensamos
en una Europa inclusiva, que priorice los derechos humanos y la construcción de
la paz en las relaciones con los pueblos y países vecinos.
En Izquierda
Unida apostamos por una democracia de
hombres y mujeres libres e iguales basada en la justicia social, ecológica y de
género:
Paso a sintetizar nuestras propuestas para la igualdad de
hombres y mujeres y la construcción de una Europa feminista e integradora de la
diversidad afectiva sexual.
Las mujeres somos sujetos de la
crisis y sujetos de la salida de la crisis (no podemos ser arma arrojadiza en
el peloteo de los dos grandes partidos, como está pasando estos últimos días de
campaña). Izquierda Unida apuesta por la transformación
europea también en materia de igualdad, reivindicando el feminismo y
extendiendo una cultura igualitaria como elemento sustancial de una sociedad
más justa y democrática.
Por eso proponemos:
-
Avanzar en
los derechos sociales y económicos que permitan avanzar en la superación de la
división sexual del trabajo y la desigualdad económica entre
hombres y mujeres. Eso implica extender servicios públicos, pues su deterioro
perjudica más a las mujeres, las empobrece y las castiga en mayor medida, les
resta tiempo y oportunidades vitales. Hay que impulsar políticas que acaben con
la brecha salarial (que ha crecido en los últimos años)
-
Proponer directivas
contra la violencia de género que aporten soluciones preventivas y
asistenciales de manera integral (en los ámbitos educativos, social, laboral,
económico y jurídico)
-
Homogeneizar
las normativas europeas sobre derechos sexuales y reproductivos (deben
formar parte de la Carta Europea de Derechos) y que la interrupción voluntaria
del embarazo, basado en la libre elección de las mujeres sea posible en todos
los países de la UE, sin intromisiones
de médicos, jueces, líderes religiosos ni políticos. Apostamos por una maternidad libre y apoyada por las AAPP
en forma de servicios de apoyo para fomentar la conciliación y la
corresponsabilidad entre hombres y mujeres del trabajo doméstico y de cuidado.
-
Exigimos el derecho
de asilo y protección para las mujeres que son o pueden ser víctimas de
violencia sexual y prácticas culturales violentas. Proponemos directivas y
medidas políticas que acaben con la trata, la explotación sexual y que apoyen
la integración de las mujeres que han sido traficadas y violentadas.
La igualdad
sí es un tema europeo, desde siempre, aunque al PP no le interese tratarlo
en campaña porque le coge con las propuestas de leyes que imponen retrocesos
(como la del aborto) y con las vergüenzas al aire del machismo de su candidato
y el silencio cómplice del resto de dirigentes.
Y voy a
terminar con dos mensajes finales:
¿Por qué es
importante ir a votar?
Más del 80 % de las decisiones
políticas se toman en Europa o están condicionadas por decisiones europeas. En
muchos ámbitos: medio ambiente, energía, política agraria y pesquera, seguridad
alimentaria, formación universitaria y profesional, economía…
Y cada vez más, desde que la crisis
se hace patente y las políticas de ajustes se nos imponen desde la troika. El
rumbo de Europa depende de cada uno y cada una, del conjunto de los ciudadanos
europeos. Si no nos pronunciamos, si no damos nuestra opinión a través del
voto, otros deciden por nosotros.
Si callamos, consentimos que nos
roben la democracia, la devalúen e impongan el autoritarismo y el pensamiento
único.
¿Quién se
beneficia del descontento y la abstención?
El PP, sobre todo. Y el tándem
bipartidista que gobierna Europa y pretende seguro gobernándola. La abstención
es interpretable, un voto claro a la Izquierda plural, a IU, no. El descontento
hay que canalizarlo con un potente y masivo voto crítico, a esta fuerza
política a IU, a la izquierda plural.
Si los desencantados y descontentos
se quedan en casa, ganan ellos, gana Rajoy, Cospedal y Merkel. Gana el
neoliberalismo, tendrán la mano libre para seguir haciendo y deshaciendo a su
antojo. Porque se sentirán respaldados, por los votos o por la abstención. Por
los que no salen a la calle, ni a movilizarse (Rajoy dice que están con él) ni
a votar. Es preciso comprender que estas elecciones europeas son más
importantes que nunca.
Hay que dar un viraje a Europa,
abrirla al poder de la gente, y que la gente, las grandes mayorías, depongan el
poder de la troika para que ni el Parlamento europeo ni el próximo presidente
del Consejo de Europa, defiendan las políticas de ajuste, de recorte, de
empobrecimiento y de sumisión que nos han gobernado en los últimos cinco años.
No se puede perder ni un solo voto
de izquierdas, crítico, alternativo, indignado, rebelde. Hay que cambiar
Europa, y todos nosotros, todas nosotras debemos comprometernos en ello. A ello
os animo.
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